Un cambio social es una alteración apreciable de las estructuras sociales, las consecuencias y manifestaciones de esas estructuras ligadas a las normas, los valores y a los productos de las mismas.
El estudio del cambio social comprende la determinación de las causas o factores que producen el cambio social. El término es relevante en estudios dedicados a historia, economía y política, y puede abarcar desde conceptos como revolución y cambio de paradigmas hasta cambios superficiales en una pequeña comunidad. La idea de progreso y la idea de innovación son conceptos que deben incluirse en el análisis.
El cambio social incluye aspectos como el éxito o fracaso de diversos sistemas políticos y fenómenos como la globalización, la democratización, el desarrollo y el crecimiento económico. Es decir: el cambio social consiste en la evolución de las sociedades, desde cambios a gran escala hasta pequeñas alteraciones. El estudio del cambio social suele considerarse una rama de la sociología y la asistencia social, pero también atañe a las ciencias políticas, económicas, a la antropología y a muchas otras ciencias sociales.
Las personas pueden adherirse conscientemente a las tesis del cambio social. En este contexto, la expresión "cambio social" adquiere otro significado. Se refiere a las acciones en defensa de una causa que pretende cambiar alguna regla o convención de la sociedad, ya sea para satisfacer los intereses de un determinado grupo social, ya sea con la intencionalidad de "mejorar" la sociedad en su conjunto.
Los cambios sociales han sido influidos de forma latente, ya no solo a través de los medios masivos de comunicación conocidos anteriormente o de eventos sociales relevantes que infundían a cambios de ideologías, sino a través de redes sociales y demás herramientas que la web proporciona, de tal forma que los cambios que anteriormente llevaban años para realizarse, ahora evolucionan y se desarrollan a velocidades pensadas como imposibles en otros tiempos.
ECONOMICOS - TECNOLOGICOS
El uso de máquinas terminó por
desplazar la actividad del hombre realizada hasta ese instante y cambiar
su mismo trabajo, el cual se convirtió en algo continuo.
La
maquinaria revolucionó la forma de producir bienes, no solo aumentando
la rentabilidad, sino liberando la mano de obra necesaria para la
industria.
El movimiento industrial se inició cuando James
Hargraves inventó en 1764, la maquina textil conocida con el nombre de
Spinning Jenny ( Juanita la Hiladora), cuya capacidad de producción era
superior a la de 36 hiladoras de rueda. Dicha máquina fue el punto de
partida de un proceso de perfeccionamiento que se fue realizando con
correr los años. Edmundo Cartwright, en 1784 inventó el telar mecánico
operado con fuerza hidráulica, el cual aceleró considerablemente la
fabricación de tela. También se destacó el norteamericano Ely Withney,
quien creó en 1793 la desmotadora de algodón, que hizo posible utilizar
más adecuadamente la fibra.
Inglaterra, celosa de tan
importantes descubrimientos, y con el propósito de mantener la
supremacía en la Industria Textil, prohibió la exportación de los
telares mecánicos. Pero no consiguió su propósito, debido a que los
trabajadores que los manejaban conocían las especificaciones y los
detalles de construcción de esas mecánicas y pudieron fabricarlas en
otros países. Fue así como Samuel Slater, construyó en los Estados
Unidos, en 1790, el primer telar mecánico. Este le permitió fundar la
primera fábrica de telas en este país.
Por otra parte, en todos
los países se empezaron a producir cambios en la forma de explotar la
tierra, al reincorporar nuevas técnicas en la agricultura que
permitieron romper los techos de producción de los agricultores. Los
procedimientos tradicionales suponían una gran limitación, la cual fue
resuelta a través del cambio en los cultivos.
En el primer cuarto
del XVIII apareció una serie de innovaciones que se concretaron en las
formas de plantar las semillas (en surcos), los cambios en el arado,
(aplicando un nuevo modelo) y en el perfeccionamiento de la técnica del
drenaje*. Posteriormente, en el XIX, aparecieron las primeras máquinas
agrícolas (por ejemplo, la trilladora a finales del XVIII).
Hacia
el cuarto de siglo XIX comenzó a cambiar el proceso del carbón vegetal,
utilizando más el carbón mineral, que cuenta con un mayor poder
energético. La necesidad de energía implicó un desarrollo minero
fundamental.
La industria minero-metalúrgica, de carácter pesado,
utilizó carbón y hierro como los productos esenciales, los cuales
hicieron posible la construcción de los ferrocarriles, piezas primeras
que dan soporte a un nuevo sistema de transporte y comunicaciones.
También la máquina de vapor fue de gran importancia en el desarrollo de los barcos y ferrocarriles.
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